Los extremos suelen llamar la atención y en la literatura viajera acostumbran a tener un componente épico, seductor. Entre la mayoría de overlanders que recorren o se embarcan rumbo Sudamérica, alcanzar el archipiélago Tierra del Fuego y la glosada Ushuaia es un anhelo extendido.

Justificado o no, el cartel de ‘fin del mundo’ que rige en la comunicación de las administraciones de la zona, señalítica vial, operadores turísticos y guías de viaje generalistas es un buen reclamo… En la dirección opuesta, podríamos decir lo mismo del Yukon, en el territorio del Gran Norte de Alaska. Entre ambos puntos, un mundo de vivencias para compartir.

          

Nosotros, que anduvimos por la Isla Grande a bordo de nuestro camper Puyehue dos meses y medio, ofrecemos algunos apuntes para conocer y disfrutar Tierra de Fuego y la Patagonia más austral. Estos son básicamente de carácter práctico y ponen también en valor algunos recorridos y visitas que no deberían pasar por alto.

          

Algo de hiperventilación hay cuando agarras el transbordador que pasa la primera angostura del estrecho de Magallanes, en Punta Delgada. Es un breve paréntesis, apenas 30 minutos, que excita el organismo. La brisa del sureste abre la espita de las emociones contenidas durante muchos kilómetros de ruta. Escrutando las ribas, imaginas los asentamientos de los pueblos Aonikenk y Selkman y sus hogueras, que llevaron a Magallanes a bautizar estos pagos como Tierra de Los Humos, posteriormente convertida en Tierra de Los Fuegos y, finalmente, Tierra del Fuego. De aquellas señales, en una climatología más severa que la actual, ningún rastro a la vista; los pueblos indígenas fueron barridos por los estancieros y colonos de finales del s. XIX con la aquiescencia de los gobiernos de la época.

          

Las nuevas prácticas de éstos transformaron buena parte del territorio de la Isla Grande y las estancias ganaderas se convirtieron el motor económico de la región, creando nuevos modos de vida. Luego vendría la fiebre del oro, más al sur y oeste, dónde pueden apreciarse a pie de algunas pistas próximas al lago Fagnano y el entorno de Bahía Inútil restos de enormes dragas empleadas para remover la tierra.

          

La RN 3 argentina, denominada ruta 257 cuando discurre por territorio chileno y actualmente en fase de remodelación, es el principal eje de la zona. De éste parten a derecha e izquierda ramales secundarios, de ripio, en disposición de proporcionarnos experiencias más enriquecedoras que las que prometen los folletos turísticos y que merecen ser exploradas. Por ejemplo, una vez cruzado el paso aduanero de San Sebastián, tomando la RP 1 y después, en dirección sureste, la RP 5, entre un paisaje ondulado, de vegetación esteparia, cruzaremos algunas de las estancias ganaderas más importantes de la región, como María Behety (ver post correspondiente) que cuenta, además de un magnífico conjunto arquitectónico, con el galpón de esquila más grande de Sudamérica. Si prevemos que la noche nos va a sorprender de camino y no queremos pasar las horas en la cuneta -es difícil alejarse de ella por las interminables hileras de alambradas- no dudar en solicitar acomodo en las estancias. El personal suele responder con amabilidad. Nosotros jamás tuvimos un rechazo.

Cruzado el río Grande, paraíso para los pescadores de trucha con mosca, sigue la sucesión de estancias enormes, como la Menéndez (acceso por la RP 8, que conduce al paso fronterizo de Bella Vista), creada por el asturiano José Menéndez, también fundador de Maria Behhety y que en su época fue conocido como el rey de la lana.

Pasado el desvío que conduce en un par de kilómetros a las Estancias las Hijas y La Catalana, en el lado opuesto de la RN3, parte la pista RP 21 hacia la costa atlántica. Es una pista preciosa que, a lo largo de una sesentena de kilómetros -que hay que deshacer- descubre buena parte de los paisajes fueguinos, desde los bosques originarios de lengas y ñires a la biodiversidad marina de la costa atlántica pasando por los paisajes humanizados de estancias como Rolito, La Pirenaica, Tepi o llegando casi al final, la Estancia Irigoyen. Entre las curiosidades de la zona, mencionar a la altura del cabo San Pablo, en la vertiente sur, la presencia del pecio del buque Desdémona, varado en los arenales de la bahía y visitable en marea baja. Buen lugar para pernocta.

          

Otro recorrido interesante antes o después de tomar un respiro en la villa de Tolhuin, recostada sobre la orilla este del lago Fagnano, pasa por acercarse hasta las aguas transparentes de los lagos Chepelmut y Yehuin, ambos de origen glaciar e ideales para los amantes de la pesca y las caminatas. El recorrido completo (i/v desde la RN3) supone unos 130 km. Si uno va de retirada, hacia el norte, puede continuar por la RP9, que empalma con la RN3, a unos 20 km de Rio Grande.  Hay lugares de sobras para pernoctar y tomarse el paseo con tranquilidad.

Tolhuin es una acogedora población que construyó sus inicios con la explotación forestal -aserraderos por doquier- que intenta dejar atrás su pasado de ciudad fronteriza proponiendo alternativas medioambientales más sostenibles y espacios y servicios más estables y confortables. Uno de los lugares más interesantes de conocer es la panadería La Unión. Además de excelentes facturas (repostería, pastas) -y uno de los escasos puntos donde hay wifi- honra la memoria de algunos personajes de mayor solidez moral y compromiso con la sociedad argentina, como René Favaloro, reputado cardiólogo pionero en la técnica del by-pass (ver post relacionado).

          

A nivel de pernocta no hay dificultad para encontrar un lugar donde colocarnos, bien a lo largo de la costanera o en los aledaños de la gasolinera YPF. No obstante, nuestra recomendación es dejarse caer por el Camping Hain, a orillas del lago. Sus responsables son atentos, ofrecen buena conversación y están avezados en asistencia al viajero. El quincho central es punto de reunión de pasantes y de sus techos y paredes cuelgan placas y leyendas de aventuras individuales.

          

El paso Garibaldi marca la transición más acusada entre las mesetas y las llanuras más o menos onduladas conocidas y el sector meridional de la isla, más agreste por las estribaciones finales de Los Andes. La densidad de los bosques es mayor y en las áreas más costeras y expuestas no es raro ver troncos de árboles inclinados con sus ramas retorcidas hacia el norte por la acción persistente y constante del viento. Los valles parecen más alpinos, para entendernos y abundan neveros y glaciares colgantes de las cumbres. Los ríos y lagos tienen lechos más oscuros, consecuencia de los grandes turbales que atraviesan o donde se asientan.

          

También la costa es más abrupta, simultaneando fiordos y ensenadas y las frías y agitadas aguas del canal de Beagle separan a la vista numerosas islas. Tras ellas, a un par de días de navegación, la Antártida. Ese entorno casi mágico es el que envuelve y convierte a Ushuaia, por lo demás una ciudad muy activa comercialmente, en un objetivo deseado en cualquier época del año. Excursiones marítimas de todo tipo y para cualquier bolsillo, desde los caros destinos a la Antártida a paseos en barca por muchas de las islas cercanas; caminatas por la cadena montañosa Martial y sus glaciares o la vecina isla de Navarino (Chile), con circuitos de varios niveles y días por sus agrestes montañas. Incluso el accesible y muy próximo a la ciudad Parque Nacional Tierra del Fuego es una destinación que puede ocupar varias jornadas.

La ciudad permite varios puntos de estacionamiento para pernoctar. Por el acceso norte, a unos 6 ó 7 km de la ciudad, sobre la misma RN3, está el área recreativa del río Olivia, amplia y de buen aspecto. En la misma ciudad, frente al muelle de pasajeros o en las áreas de estacionamiento frente a la costanera, incluso en el camping municipal distante unos 3 km hacia el oeste, por la RN3.

          

Pero el mejor asentamiento, sin ningún género de dudas, es el área del rio Pipo, dentro del PN Tierra del Fuego. Es un camping agreste, sin servicio alguno, pero en un bello entorno, amplio y tranquilo. El pago de la entrada al parque da opción a una estadía de tres días. Hay otros sectores camino de Lapataia donde también está permitida la acampada -algunos de pago-, pero presentan algo más ajetreo i la mayoría no son tan amplios.

          

          

Sin embargo, sea antes o después de nuestra visita a Ushuaia, hay un destino que merece la atención: el seguimiento de la ruta (ripio) RP33, también llamada Ruta J -y su ramal RP30 o Ruta K, frente a Puerto Almanza-, que corre paralela por el canal de Beagle hacia el este. Su acceso está a 38 Km de la ‘ciudad más austral de mundo’… si exceptuamos la población chilena de Puerto Willians y finaliza, tras unos 100 km. aprox. en el puesto de la armada argentina de Moat. Este es el punto más austral -un pelín más que el enclave de Lapataia, hacia el oeste y final de la RN3, dentro del PN Tierra del Fuego- donde uno puede desplazarse con un vehículo.

          

El recorrido es magnífico y, además de los reclamos paisajísticos, tiene el aliciente de visitar la Estancia Harberton, la primera de su género en Tierra de Fuego. Fue fundada a finales del s. XIX por el misionero inglés Thomas Bridges y actualmente sigue gestionada por sus herederos. Está emplazada en un entorno privilegiado y su recorrido es una excelente oportunidad para conocer la historia reciente de la región. La visita guiada, además de un paseo por algunas de los inmuebles del lugar, comprende el acceso al Museo Acastushún, especializado en fauna marina. Este complejo fue creado por la bióloga Natalie Goodall y, además de su función de investigación y formación de jóvenes profesionales -allá conocimos a Isidro, un estudiante madrileño en prácticas- acoge una de las colecciones sobre mamíferos y aves acuáticas más completas de Sudamérica.

          

La Estancia Harberton ofrece alojamiento y comida, pero también se puede acampar por libre en el predio previo permiso en cualquiera de las tres áreas señalizadas al efecto. En nuestra opinión, la del río Varela es, además de ser la más próxima a la estancia, la de mejor emplazamiento.

Por último, una ruta muy recomendable de salida o acceso a la Isla Grande de Tierra del Fuego, para no repetir el cruce del Estrecho de Magallanes por la primera angostura, es la pista que salva las fronteras de Chile y Argentina por el Paso de Bella Vista. Es la mencionada anteriormente RP 8, que parte unos 10 km al sur de la ciudad de Río Grande y atraviesa el rio Bella Vista, divisoria natural entre ambos países unos 60 km rumbo oeste.

          

La aduana suele estar abierta desde noviembre hasta abril, pero conviene informase previamente de su accesibilidad y/o apertura. Sobre la misma RN3, a escasa distancia del empalme con la RP 8, hay un puesto de la policía argentina que puede ser útil al respecto. Por el lado chileno (ruta Y-85), dicha información debe obtenerse mucho antes, en Porvenir o mejor, incluso, en Punta Arenas. Otro apunte: no hay gasolineras entre Porvenir y Tolhuin/Río Grande, salvo un punto de abastecimiento en la Hostería de Russfin, sobre la misma Y-85. No obstante y por prevención, calcular una autonomía mínima en torno a los 600 km. También hay un servicio de reparación de neumáticos.

El paso del río se efectúa por un estrecho puente de hormigón, pero con bastante probabilidad, todo vehículo que supere los 1,75 metros de ancho de vías y/o tenga una carrocería baja al estilo de una autocaravana convencional, por la existencia de una suerte de pasamanos muy bajos, deberá optar por vadearlo. El nivel del agua no es nada del otro jueves, pero las orillas son de grava… Si es un 4×2, igual toca empujar…

          

El camino, de ripio bastante consolidado, busca el pequeño enclave de Cameron en medio de un paisaje estepario propio de regiones sub antárticas salpicado de algunos bosques de árboles caducifolios. Por el camino podemos notar la presencia de algunos poblamientos, como Pampa Guanacos y Russfin, un antiguo aserradero con servicio de hospedaje. Antes de proseguir, tenemos dos opciones de buenas excursiones, una corta (15 km aprox.) que va al lago Blanco y otra de mayor recorrido, unos 80 km solo ida, de trazado bastante reciente que nos aproxima a las puertas del misterioso Parque Nacional Yendegaia, vigilado por la imponente cordillera Darwin y limítrofe con el PN Tierra del Fuego argentino. La pista pasa el lado occidental del lago Deseado, donde hay un hostería y zonas de acampada. Nosotros solo pudimos efectuar una pequeña incursión; la pésima climatología del momento nos aconsejó dar media vuelta y proseguir ruta hacia Cameron. Así que si alguien visita el lugar, que nos cuente, por favor; nos han hablado maravillas de esta zona más occidental del lago Fagnano.

          

Tras dejar la pequeña comuna de Cameron, -en el centro del pueblo, que cuenta con servicio de WC/ducha públicos, se está más resguardado del viento si se quiere dormir- la pista continúa enganchada a las costas de Bahía Inútil, que va bordeando casi en su totalidad hasta alcanzar Porvenir, dejando a la vista pequeños enclaves de pescadores y alguna hacienda preciosa, como la Estancia California. A la altura del cruce con Onaissin, llegados al enclave de Marazzi podemos observar algunos yacimientos de culturas fueguinas que se remontan a unos 6.000 años atrás y la única colonia estable pingüinos rey de Tierra del Fuego. En su tramo final, bordea las desgastadas Sierras de Carmen Silva, Boquerón y Baquedano, antaño removidas por los buscadores de oro entre finales del s. XIX y principios del XX. Porvenir, es punto final de este relato. Se asemeja en su estructura y fisonomía a una ciudad croata. La explicación hay que buscarla en la fiebre del oro desatada en la zona a partir de 1.878 hasta 1.915/20 atrayendo oleadas de inmigrantes, muchos de ellos procedentes de Croacia. La ciudad está conectada diariamente con ferry a Punta Arenas, cuenta con algunos buenos restaurantes y la estación marítima, a unos 5 km. del centro y vigilada por la gendarmería es un buen y tranquilo punto de pernocta. Chema Huete

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