¿Cómo solventar temporalmente la falta de agua en el radiador, resucitar un embrague en las dunas, cambiar una rueda sin gato, reparar una fuga de combustible, un radiador incluso o sacar aire para inflar las ruedas? Son ideas de Petete. ¿Locas? Tal vez, pero funcionan.

En ocasiones, puede suceder que nuestro vehículo sufra un incidente en la pista que no podamos solucionar adecuadamente en el momento pero que, recurriendo a alguna argucia, no nos impida seguir avanzando. Casi siempre existen trucos para salir del paso, si no son imputables a la pura electrónica. No son reparaciones definitivas, sólo “chapuzas” para llegar al taller o a casa, aunque sea con un uy, uy, ay, ay continuo…

Mostramos las más habituales, dónde esas cosas “raras” de la caja de herramientas, como tornillos, arandelas, un pedazo de manguera o utilizando recursos del propio entorno pueden paliar el problema…  Son ideas dignas del libro de Petete, quizás algunas algo locas, pero funcionan¡¡ En todo caso, si no sales adelante, conserva el buen humor, al menos habrás pasado el rato hasta que alguien te recoja… Como reza el refrán ¡Al mal tiempo, buena cara¡¡

          

Pérdidas en el circuito de refrigeración. Sucede bastante a menudo y puede deberse a un pequeño poro, difícil de detectar en medio de una ruta. Si no llevamos líquido de refrigeración o agua para rellenar, una buena solución de emergencia es recurrir al agua del depósito de los limpiaparabrisas. Lo que deberemos hacer es lo siguiente: localizar el tubo de agua que va del depósito a los “limpias” y desconectarlo para llevarlo hasta la boca del vaso de expansión. Tras hacer esto tan solo nos quedará accionar el mando de agua de los «limpias» para trasvasar el líquido de un depósito a otro.

Hay que tener en cuenta que la cantidad de agua del recipiente de los limpias no es suficiente para llenar el radiador, así que tras esta operación circularemos despacio y con la precaución de vigilar la temperatura hasta llegar a un sitio donde poder reparar o abastecerse de más agua. Si observamos que la temperatura comienza a subir o se mantiene muy alta, otra cosa que podemos hacer para controlarla un poco es poner la calefacción del coche al máximo, para que el agua recircule más rápido y ayude a bajar la temperatura. Si hace viento, es bueno ir encarando el coche en su dirección para aliviar la temperatura del motor.

          

Radiador perforado. Al igual que un pinchazo, es probable que esta situación pueda darse en ruta. El impacto de una piedra en el ángulo menos adecuado o un golpe inesperado puede provocar una fuga en el radiador de nuestro vehículo con el correspondiente riesgo de recalentamiento del motor. En esta situación, tenemos varias opciones. Si el roto es importante, tendremos que anular los tubos dañados cerrándolos con unos alicates. Recordad que son extremadamente frágiles. Si se trata de un poro, y no disponemos de productos de soldadura en frío tipo Nural, Loctite, Ceys o Araldit, etc., podemos taparlo aplicando arcilla al área afectada. Otra buena solución es una mezcla de pegamento de cianoacrilato y arena fina. Atención: usar guantes en el manejo del cianoacrilato, pues adhiere la piel inmediatamente. En caso de accidente, aplicar acetona en la zona afectada o en su defecto aceite de oliva.

Si la rotura es poco más que un poro, la vieja idea del echar pimentón al radiador también puede funcionar. Lo primero, como siempre que nos detenemos para revisar el motor, será parar el coche unos instantes para que se enfríe un poco. Lo segundo, con cuidado y siempre con guantes, sacaremos el tapón del radiador y rellenaremos el circuito con agua. Tras esto y con el motor parado, verteremos el pimentón por el tapón y seguidamente podremos el motor en marcha para que el circuito trabaje y circule el agua. La mezcla del pimentón con el agua, al llegar al sector en el que se ha producido la fuga, crea un tapón que impide la perdida de agua. Deberemos verter pimentón hasta que deje de gotear el circuito, pero cuidado con abusar: De la misma manera que tapa la fuga, la especia puede también obturar parte de los conductos y calentar el motor, produciendo precisamente el efecto que queremos evitar con su uso.

Ah, para evitar riesgos de este tipo en el futuro, si no tuvimos la precaución de hacerlo con anterioridad, es recomendable instalar una malla metálica delante del radiador, fijada a la calandra y paneles/travesaños inferiores de la carrocería, cubriendo en la medida de lo posible el área del radiador.

Fuga en el circuito de combustible. Si es una tubería de baja presión, puede paliarse aplicando cinta adhesiva de alta resistencia (cinta americana), presionada con abrazaderas o alambre. Si la fuga es en una conexión y no disponemos de masillas específicas para taponar las fugas, hay que proceder como los fontaneros: enrollar cinta de teflón, cuerda fina o estopa alrededor de la tubería, detrás del reborde, en el sentido de apriete del racord o tuerca de acoplamiento.

Gato estropeado. Y tenemos que cambiar una rueda… No problema, busquemos un bonito cruce de puentes, dejemos la rueda al aire, y tras inmovilizar y asegurar el vehículo procedemos al cambio. Si nos hallamos en una planicie interminable sin visos de encontrar esa figura, la solución pasa por cavar debajo de la rueda. Para evitar que ésta vaya cediendo conforme escarbamos, calzar el puente por el lado de la rueda afectada con tacos de madera, planchas, el recurso de la sexta rueda, etc.  Cuando esté bien asegurado el vehículo, tocará ‘lubricar los codos’ con la pala.

          

Rotura de árbol de transmisión. No es infrecuente romper una cruceta de la transmisión. En ese caso, debemos desmontar el árbol afectado y bloquear el diferencial central –si lo hay- para mantener la tracción en el eje que sigue trabajando. Si es un palier, además de desmontar el palier roto y el árbol de transmisión, hay que intentar sacar el cacho roto con una varilla fina desde el lado contrario por donde se alojara el otro palier para evitar que el trozo roto averíe el diferencial al girar.

Problema eléctrico. Ese fusible que se quema todo el rato nos avisa de algo que no va bien. Pero el diagnóstico no es fácil. Con papel de aluminio, o cable eléctrico lo reforzaremos para que no funda. Conectamos el sistema y esperamos a ver el humo, que delata el cruce, cables gastados, etc. Si se trata de una abrazadera floja de la batería, podemos fijarla con una cuña de madera o plástico.

          

          

Neumático pinchado. Hemos destrozado las ruedas de recambio, no hay kit reparador de mechas, tampoco llevamos una cámara de socorro y tenemos un pinchazo. Vamos, lo que se dice un desastre. Si queremos seguir, nos va a tocar desmontar el neumático y localizar el destrozo. Si es un corte, lo tenemos complicado, pero si es un agujero, podemos roscar un tornillo más grueso que el agujero del pinchazo y reponer aire. Nos ayudará a llegar para una reparación más formal. Si fuera un corte, la solución de emergencia es más laboriosa, pero posible: habrá que recortar un trozo de goma y fijarla por el interior con tornillos distribuidos alrededor del tajo. Si no hay goma u otro material similar, valdría también la chapa de una lata de conservas. En ambos casos, para reducir la pérdida de aire, intercalar alguna pasta adhesiva que llevemos en la caja de herramientas, incluso tiras de cartón o tela a modo de juntas. Los guantes de goma de fregar o de trabajo son otro recurso improvisado.

          

Si se rompe un muelle de amortiguador, una ballesta o barra de torsión podemos calzar la suspensión con un taco de madera para mantener la altura de la carrocería y poder continuar viaje. Así evitaremos el roce del neumático con la parte superior del paso de rueda, aunque sea sin suspensión en ese lado.

No hay líquido de frenos. Hemos roto un manguito, alguna rama se lo ha llevado por delante y nos hemos quedado sin frenos. Recuperados del susto, lo primero es cegar la fuga y después toca reponer el fluido en el circuito. Si incompresiblemente no llevamos líquido de frenos en nuestro arcón de repuestos, podemos verter alguna bebida alcohólica hasta rellenar todo el sistema. Finalmente trataremos de sangrar el circuito para evacuar burbujas de aire (podemos hacerlo por el tubo roto, por ejemplo).

          

Depósito agujereado. No sabemos cómo, nos encontramos con un agujero de consideración en algunos de los depósitos de combustible o agua de boca. No disponemos de pastas /adhesivos específicos de relleno/obturación… pero podemos apañarnos si tenemos tornillería, arandelas y alguna sección de manguera, tubo de plástico o de goma del que podamos cortar un trocito. Para eso, montamos un tornillo por dentro de la manguera o tubo de goma que hemos cortado y le apretamos la tuerca con una arandela en cada extremo. Con unos cuantos hilos de rosca a la vista, introducimos medio invento por el boquete, dejando en el exterior la parte de la tuerca. Sujetamos la tuerca con una llave plana y con una Stilson o unos alicates de punta vamos apretando el espárrago. La expansión radial de la manguera hará el resto y, aunque se trate de un roto aceptable, podremos seguir ruta.

Rotura de correa trapezoidal. Imperdonable no llevar recambio, como siempre. Pero en caso de ser necesario, es sorprendente lo que aguantan unas medias de seda -¡cuidado, pide permiso primero¡- Podemos tensar y atarla fuerte con nudo plano para sustituir la correa. En su defecto, uno trozo de cuerda o una tira de lona enrollada tres o cuatro veces alrededor de las poleas puede solventarnos el apuro.

Patina el embrague. No hemos calculado bien el estado del embrague y empieza a patinar en medio de la nada. Si tenemos a mano una lata de refresco de cola, la verteremos sobre el disco y la prensa, metemos marcha y a partir de ahí, no usaremos el embrague, o lo menos posible. Con un poco de práctica y escuchando el régimen de motor, podemos cambiar “a capón” sin romper nada.

Llanta deformada. Si has golpeado una llanta de aluminio o aleación de magnesio, habrá perdido material y será difícil recomponerla; la reparación queda en manos de especialistas. Mala suerte. Las de chapa son algo más pesadas, pero con un mazo las llevas a sitio sin problemas.

Parachoques golpeado. Esa roca que no hemos evitado del todo nos ha tocado una puntera del parachoques y éste inmoviliza una rueda. Busquemos un punto de apoyo y con cadena o eslinga, tiramos marcha atrás para enderezarlo.

Parada de motor carburado. Casi no se usan, pero en algunas zonas aún circulan vehículos de este tipo. Los motores de gasolina carburados tienen la costumbre de pararse cuando hace mucho calor y se circula a bajos regímenes, aunque la temperatura del motor no se dispare. Se debe a que la gasolina se evapora en las toberas de admisión antes de llegar a los cilindros. Unos trapos húmedos sobre carburadores y colectores ayudarán a que la gasolina llegue al motor. No nos olvidemos de ellos, o los colectores quemarán los trapos en minutos…

Salud y buena ruta a tod@s. Por Chema Huete

Colaboran: Bivac CamperCampercat4x4DiscoverLandERG 4×4Garaje MartínezGi4by4MichelinNémesis4x4Tallers L. Sanz y Uro CamperOriol Carders i Pinyol y archivo 4×4 Pasion  

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