Los dientes graníticos del Paine conforman una de las panorámicas más emblemáticas y majestuosas de Sudamérica. Sobresalientes en la estepa patagona, sus crestas son reconocibles a kilómetros de distancia.
A su amparo retozan aguas cristalinas; ríos y lagos forman un entramado lacustre magnífico nutridos por el deshielo de glaciares y precipitaciones generosas. Las bases de estos portentosos bloques de piedra, en torno a los 3.000 me altura, están mimadas por tupidos bosques, como si fuesen encías aferradas a unos inmensos molares que a, su vez, dan protección a las especies más granadas de la fauna patagona: pumas, cóndores, ñandúes flamencos o guanacos.
El atractivo paisajístico y la biodiversidad de Torres del Paine y reserva de la Biosfera de la Unesco desde 1978 tiene un reconocimiento global. Naturalistas, senderistas, escaladores y amantes de otras actividades posibles al aire libre permitidas tienen alicientes de sobras.
Las más de 180.000 ha. de extensión que cubre dan juego para programar estancias de días y la tenencia de un camper se revela como un instrumento muy adecuado para descubrir los distintos sectores del parque chileno en cualquier época del año, especialmente desde mediados de otoño a comienzos de primavera, cuando infraestructuras como hosterías o campings quedan cerrados.
Nota.- En el momento de escribir estas líneas, la situación de la pandemia del COVID-19 en las áreas de Punta Arenas y Puerto Natales, puntos de aproximación habituales según la ruta que se lleve, está condicionando el acceso al parque así como la logística. Para estar al día de las novedades, consultar http://www.parquetorresdelpaine.cl/es
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