Consideradas una de las mejores maravillas naturales del mundo, la familiaridad de su existencia no es impedimento alguno para quedarse pasmado ante la magnificencia.
La espectacularidad y estruendo de este conjunto de 237 saltos de agua esparcidos a lo largo de un frente de casi 3 kilómetros que se da en el tramo final del río Iguazú, afluente del Paraná, tiene su apogeo en la denominada Garganta del Diablo, un cañón en forma de U invertida de 150 metros de ancho y 80 metros de altura.
Nuestra recomendación: acercaos a la mínima oportunidad. Por muy turístico que lo pinten, como pueda suceder con el Glaciar Perito Moreno, por ejemplo, el entorno es imponente y el descubrimiento de su entorno resulta emocionante para cualquier naturalista y amante de la fotografia.
Más de 450 especies de aves y 80 especies de mamíferos brujulean entre árboles y corrientes de agua.
Ah¡ como dicen por allá, las cataratas de Iguazú se ven desde Brasil y se viven en Argentina.