El área fronteriza de Los Andes comprendida entre los lagos Chelenko y Cochrane/Pueyrredón ofrece una de las visiones más completas de la Patagonia. La protección oficial de estos espacios naturales y su unificación administrativa por parte del gobierno chileno en 2108 han dado forma al Parque Nacional Patagonia.

La Carretera Austral es como el esqueleto de un pez a la hora de buscar oportunidades para descubrir la fantástica porción del territorio chileno que atraviesa. La ruta que cubre la distancia entre Puerto Montt y Villa O’higgins -o viceversa-, la RN7, vendría a ser la columna vertebral de la espina de la que parten ramificaciones a derecha e izquierda. Unas se deslizan por valles y ríos hacia el océano Pacífico; otras aprovechan esteros -fiordos- y los relieves más favorables para internarse por las estribaciones de la cordillera de Los Andes y traspasarlos si es posible para proseguir su trayecto ya hacia los confines de tierras argentinas. Algunas de estas rutas secundarias deparan tantas emociones como la propia RN7; sería el caso de la pista que remonta el Estero de Reloncaví o las que conducen a Futaleufú, el curso alto del río Palena, Puerto Cisnes o el Lago Carlota por mencionar algunas de las extensiones sobre la Ruta Austral que merecen unos días de descubierta.

          

Sin embargo, en nuestra opinión, una destaca sobre las citadas. El recorrido que podemos dibujar en torno a la costanera sur del lago Chelenko (llamado oficialmente lago General Carrera, en Chile y Buenos Aires, en Argentina) y el Cordón Chacabuco nos parece superlativo. El trayecto ofrece el mayor de los contrastes posibles en la región, combina buenas dosis de conducción y necesita de un esfuerzo logístico extra que acentúa su carácter aventurero. Esta gran área fronteriza de Los Andes agrupa diversos espacios naturales de especial protección –Tamango, Chacabuco, Jeinimeni– que en un futuro próximo darán lugar al Parque Nacional Patagonia, con prolongación en territorio argentino. En total, algo más de 250.000 hectáreas (sector Chile) donde reconocer la diversidad de hábitats y ecosistemas de la estepa patagónica.

          

Paras centrarnos en el relato, situamos la localidad de Cochrane, paso obligado de la Carretera Austral, como el punto de salida y meta del recorrido propuesto y no aparta a ningún viajero de su propósito de alcanzar Villa O’Higgins. Igualmente, vuelve a ser punto de paso para quienes habiendo alcanzado el final de la Carretera Austral vienen de retorno queriendo pasar a Argentina a bordo de un camper o una moto. El Paso Roballos es el más próximo y único cruce estable de la región para vehículos motorizados. Incluso en invierno, suele estar abierto muchas jornadas seguidas. Es tanta la fuerza del viento que la nieve no llega a depositarse, nos aseguraron en el puesto de control. La dificultad puede venir en la aproximación, con la obstrucción por congestión de nieve en algún recodo de la pista. Cuestión de preguntar previamente en la gendarmería de Cochrane…

          

Un apunte sobre Cochrane, antes de partir o a la llegada del periplo propuesto: a unos 3,5 km al NE del centro de la población está la entrada de la tranquila Reserva Nacional Tamango. Desde un punto medioambiental, este espacio natural se dedica a la protección del frágil huemul, un cérvido en amenaza de extinción y que es el emblema de la enseña nacional chilena. Además de reconfortantes recorridos por la zona, que pueden tener como premio gordo encuentros inesperados con el esquivo huemul, Tamango cuenta con un área de acampe muy tranquila y acogedora.

          

Bien, partiendo de Cochrane, el objetivo inmediato es tomar la pista X-83, que arranca unos 18 km al norte de la ciudad, frente a la confluencia de los ríos Baker y Chacabuco y que los folletos que podemos recoger en la oficina de turismo la identifican también como ‘La Ruta Escénica Paso Roballos’. Son cerca de 80 km hasta la frontera argentina que corren hacia el este el valle del río Chacabuco. Hasta la llegada de la Carretera Austral a Cochrane (1988) fue la principal vía de abastecimiento para la región de Aysén.

          

El camino, en ocasiones, es muy aéreo, permitiendo el avistamiento de las mayores cumbres andinas del lugar, algunas de ellas cubiertas de glaciares colgantes, especialmente hacia el oeste, donde se aprecia una porción de los Campos de Hielo Norte. En otras secciones resulta angosto, sumiso al cauce del rio Chacabuco y de firme más irregular.

          

Entre los cordones transversales, no faltan lagunas rodeadas de juncales y coirones, como laguna Cisnes, Seca, Flamencos, Gutiérrez, refugios de especies de peces amenazadas y aves acuáticas. Toda esta área forma parte del futuro Parque Nacional Patagonia y toma los terrenos de la antigua Estancia Valle Chacabuco, antaño dedicada a la explotación ganadera. De aquella actividad, los ecosistemas de la zona resultaron alterados o dañados y el empeño principal de los gestores del futuro parque es la recuperación de los hábitats del territorio y el reequilibrio de la fauna originaria, como el huemul o el puma.

La pista cuenta con diversos apostaderos más o menos planificados y pasa por las edificaciones de la ex estancia Valle Chacabuco donde se ubica la administración del parque, puntos de información y espacios organizados para la pernocta. De los dos posibles, nos quedamos con el Puesto Casa de Piedra (Km 36). Es más tranquilo que el de la Administración del parque (km. 10,7) y da pie a senderos de primera, algo exigentes sea dicho de paso. También está próximo al precioso valle Guanacos (km. 27), con áreas intactas de lengas y ñirres donde, además de observar sin dificultades los andares de tropillas de guanacos, no es raro ver sobrevolar cóndores y águilas en busca de alimento. Al amanecer, la expectación es descubrir al furtivo puma oteando posibles presas. SI sois amantes de la caza fotográfica, dormiréis poco…

Próximos al paso fronterizo de Roballos, a la altura del llamado Retén Entrada Baker, ya inmersos en las altas estepas, se abre una nueva oportunidad para disfrutar de las correrías del ñandú, una de las especies emblemáticas de toda la Patagonia y a la que se dedican esfuerzos para su recuperación. La panorámica sobre la laguna La Frontera, que abre la visión hacia los singulares cerros El Colmillo y El Lápiz, es la última gran parada obligada antes de cruzar la frontera entre Chile y Argentina.  Las gestiones fronterizas se realizan con diligencia; el personal de un lado y otro de la aduana es amable y ofrece información valiosa para el viajero. Por ejemplo, pasado el puesto argentino, se abre la opción de virar hacia el norte, por la Ruta 41, que corre paralela al rio Zeballos, fronterizo con tierras chilenas y alcanza la población de Los Antiguos. Este apacible vergel de montaña es un buen punto de abastecimiento para entrar en Chile sin necesidad de llegarse hasta la vecina Chile Chico y tomar la pista X-754 -unos 65 km., que hay que desahacer- que conduce hacia la atractiva, agreste y muy poco frecuentada Reserva Nacional Jeinimeni.

La R41 Norte es de notable belleza paisajística, pero está muy expuesta a derrumbes y escorrentías causadas por las lluvias y la nieve. Así que es obligado informase en el puesto argentino. Nosotros no pudimos afrontarla con nuestro camper Puyehue; en ese momento, solo era apta para motos o TT ligeros y en dúo como mínimo para prestarse ayuda en caso de necesidad. Asi que la única opción posible fue tomar la Ruta 41 Sur que, pasado el lago Columna, apostadero de una nutrida colonia de cisnes de cuello negro y otras especies de ánades, se acerca a las riberas del lago Ghio.

          

Unos 100 km más adelante, rumbo este a través de paisajes desnudos y ventoleras, con algunos tramos adscritos a la sección argentina del Parque Nacional Patagonia –Meseta de Buenos Aires-, por la ruta 103, se encuentra el desolado casco de Bajo Caracoles. No hay mucho que hacer ahí, pero este punto perdido en la famosa Ruta 40 y azotado por el viento provee combustible, alojamiento y algunos víveres. Se puede pernoctar con el camper pegaditos a alguna pared del hostal para resguardarse del viento, furioso, si la intención es visitar -creemos que de obligado cumplimiento- la Cueva de Las manos, sitio arqueológico de suma importancia en toda Sudamérica y declarado Patrimonio de la Humanidad. Allá no dejan pernoctar. Podemos prolongar la visita con algún recorrido pedestre a lo largo del cañón del agreste río Pinturas.

          

Un bucle más extendido de la ruta nos llevaría hacia los lagos Salitroso y Posadas, de magnífico aspecto y con algunos puntos de observación destacados como la garganta de Río Oro o el Cerro de los Indios. De ahí, por la 39, llegamos también a Bajo Caracoles. En uno y otro caso no faltarán largos y fastidiosos tramos de calamina o ‘tôle ondulée’ con tramos inundables que pueden tener su problemática en caso de lluvias intensas. Nosotros padecimos casi todas las inclemencias del lugar, calamina, viento furioso, lluvia y frío; pack completo…

La siguiente destinación, sobre la misma 40, es la ciudad de Perito Moreno, unos 130 km al norte. Si la decisión ha sido pasar previamente por La Cueva de Las Manos, podemos acotar el kilometraje de vuelta de la visita a ese lugar tomando el desvío hacia el norte que parte a unos 15 km del sitio arqueológico. Perito Moreno, en honor del insigne geógrafo argentino, ofrece todos los servicios y cuenta con un honesto camping municipal, perfecto para tomar un respiro.

          

Jeinimeni es el otro enclave esencial y muy especial en este circuito ‘binacional’ sobre la Patagonia. Sea cual sea el propósito de nuestro viaje por la región, vale la pena tomarse unos días para descubrir una sorprendente variedad de paisajes y disfrutar de vistas espectaculares. La ruta (X-754) sigue próxima al rio Jeinimeni, a través de ambientes esteparios y deja respiro para tomar los senderos que conducen al Valle de la Luna y Piedra Enclavada, abrigos naturales con presencia de pinturas rupestres y panorámicas soberbias. A mayor altura, surge el paisaje de la cordillera, pastizales y bosques de lengas, ñirres y calafates. En las zonas más húmedas, se deja ver el coigüe.

          

En una zona de transición de especies arbustivas propias de la alta estepa y el bosque siempreverde, cobijo de pájaros carpinteros, piches, huemules y zorros, el trayecto finaliza en las mismas aguas turquesas del lago Jeinimeni. Buena zona de acampada en medio de un bosque de lengas -Camping El Silencio- al borde del lago y el desaguadero que da origen al río de nombre homónimo.

También se ven algunas praderías, claros con restos de troncos resecos en las laderas más occidentales del lago, mudo testimonio de un incendio acaecido hace años. Para frenar la erosión del suelo fueron plantados pinares, por su rápido crecimiento, los que ahora pueden observarse en las laderas y orilla oeste del lago. “Deberían haberse arrancado ya y suplantado por especies autóctonas… esos árboles ya han cumplido su cometido” nos hace notar César Andrade (Puerto Montt, 1970)) guardaparques de esta reserva natural gestionada por la Conaf.  Con él que compartimos conversación y paseos durante nuestra estadía en la reserva. Aprendimos del entorno, que disfrutamos en solitario (+130.000 ha.) con su única compañía y comprendimos las inquietudes de este profesional sobre el futuro Parque Nacional Patagonia y la integración de la RN Jeinimeni en el mismo.

          

Como dice el refrán, no es oro todo lo que reluce… Coincidente con las afirmaciones de otros colegas suyos con los que hemos tenido oportunidad de charlar sobre el tema, Andrade mostró reservas sobre la capacidad y voluntad reales de la Conaf en una gestión moderna de los espacios protegidos a su cargo. Además de la falta de recursos materiales para la conservación de muchos de los parques y reservas nacionales chilenos -en Jeinimeni, por ejemplo, solo hay una dotación de personal que se releva cada 9 días-, Andrade resaltó la visión conservadora que hacen responsables de la Conaf desde sus despachos de Santiago. Las hileras de pinos adultos y apretados entre sí en medio de poblaciones armónicamente desordenadas de lengas, coigües y calafates dan la razón a este conservacionista con dos décadas de experiencia a sus espaldas. De hecho, uno que no pasa de ser un naturalista amateur, recuerda las políticas medioambientales seguidas en España durante años y vigentes aún en algunos territorios. No sólo evidencian una visión economicista en la aplicación de criterios medioambientales de recuperación y restitución de ecosistemas, sino que resaltan prácticas anticuadas e inaceptables en términos de sostenibilidad del territorio para las generaciones futuras. La destrucción de bosques nativos en la costa del Pacífico y regiones centrales chilenas o en tierras gallegas en favor de masivas plantaciones de eucalipto tiene sus similitudes…

Aquí dejamos nuestro toque reivindicativo. Afortunadamente Jeinimeni ofrece muchas oportunidades para apreciar intacto el ambiente cordillerano de la Patagonia y la diversidad de sus ecosistemas. Existen diversas alternativas de senderos para recorrer la zona, bordeando el lago, a media ladera, remontando arroyos e internadas por densos bosques que felizmente dejan visualizar el también precioso lago Verde. Los más atrevidos y entrenados tienen por delante una excursión memorable de varias jornadas que conecta con el valle de Chacabuco, a la altura del ya mencionado Puesto Casa de Piedra.

          

De regreso de la RN Jeinimeni, Chile Chico da la largada para cubrir el tramo final de este bucle que nos devuelve a Cochrane. Son algo alrededor de 200 kilómetros muy entretenidos, algo más de la mitad bordeando la ventosa riba sur del lago Chelenko (General Carrera), el lago de las tempestades para los tehuelches. Algunos pasajes resultan muy vertiginosos, como el Paso de Las Llaves, con curvas que parecen literalmente colgadas en el vacio. El camino es interesante también para observar varias explotaciones de oro y plata. Mallin, San José o Puerto Guadal son las aldeas principales que salen a nuestro encuentro. Si nos soprende la noche, cualquiera de ellas es una buena opción para pernoctar. Nosotros estacionamos en Puerto Guadal, al final de la tranquila costanera en compañía de otros viajeros, todos suizos.

          

Diez días más tarde, 800 kilómetros recorridos, ingresábamos de nuevo en Cochrane; unas compras por las tiendas desparramadas alrededor de la plaza de Armas, algo de gasoil y a pensar la siguiente etapa de nuestro viaje desde la tranquilidad del área de acampada de la RN Tamango… Nos han hablado del espacio PN Perito Moreno, no confundir con el glaciar del mismo nombre) Es una recóndita y enorme área en los Andes argentinos que apenas recibe 1.000 visitantes anuales. Queda al SE de nuestra posición y habrá que volver a cruzar el paso Roballos. Nos gusta la idea… Chema Huete

Algunos enlaces de interés:

www.conservacionpatagonica.org , site que ofrece infos sobre el futuro parque nacional Patagonia

www.municochrane.cl, informaciones sobre la municipalidad de Cochrane y la provincia

www.conaf.cl , web del ente publico chileno que gestiona la red de espacios naturales protegidos de carácter público, con informaciones prácticas de todas las áreas a su cargo.

www.cuevadelasmanos.org  , informaciones sobre este yacimiento arqueológico de gran interés y belleza, protegido por la Unesco

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